Daniela Olmos, arquitecta y evaluadora energética: “Una casa bien hecha no necesita calefacción”
La especialista en sostenibilidad llama a poner la orientación solar en el centro del diseño habitacional y advierte sobre las fallas estructurales que afectan el confort y la salud en las viviendas chilenas.
Desde hace más de quince años, la arquitecta Daniela Olmos ha enfocado su carrera en promover el diseño sostenible y el confort en las viviendas. En conversación con Entre Vecinas, compartió su trayectoria, experiencias formativas en Europa y reflexiones sobre cómo habitamos nuestras casas en la Región de Coquimbo, donde el sol y el mar nos ofrecen condiciones privilegiadas que, sin embargo, no siempre se aprovechan.
No necesitamos calefacción si nuestras casas están bien orientadas. El problema es que no lo están, y eso genera un gasto innecesario y afecta nuestra salud”.
Daniela Olmos se define como una persona curiosa e integral. Arquitecta, docente, surfista y también música, su compromiso con el entorno la llevó a especializarse en sostenibilidad gracias a un encuentro decisivo con la arquitecta argentina Silvia Schiller, quien la motivó a estudiar con referentes europeos como Rafael Serra y Helena Coch. Con becas del Estado chileno, viajó a Barcelona, donde conoció modelos colaborativos de investigación en arquitectura climática y realizó una pasantía en Bélgica.
De vuelta en Chile, fue testigo de la llegada de las primeras certificaciones energéticas, como la Calificación Energética de Viviendas (CEV), que introdujo un sistema de evaluación similar al que ya se usaba para electrodomésticos. Esta herramienta, explica, “permitió elevar el estándar de construcción y entregó información clave para que las personas pudieran elegir mejor dónde vivir”.
Orientación solar: la clave olvidada
Uno de los conceptos más importantes, y paradójicamente más desconocidos, es la orientación de la vivienda. Según Olmos, este simple factor determina gran parte del confort térmico, lumínico y acústico del hogar.
Cuando compras una vivienda y no sabes dónde está el norte, estás comprando a ciegas. El confort térmico depende en gran parte de la orientación”.
Explicó que en el diseño inmobiliario actual se tiende a repetir tipologías sin considerar las condiciones geográficas. “Vas viendo casas una tras otra, sin que se adapten al lugar. Rotar una vivienda para aprovechar mejor el sol es una decisión sencilla pero que no se toma”, lamenta.
La orientación al norte permite captar la luz y el calor durante gran parte del día, reduciendo la necesidad de calefacción en invierno. En contraste, las viviendas orientadas al sur en Chile suelen carecer de iluminación natural, son más frías, húmedas y poco confortables.
Incluso relató una anécdota reciente en una sala de ventas: al consultar por departamentos orientados al norte, la vendedora no supo responder correctamente. “Eso demuestra que no se maneja un conocimiento básico que debería ser parte de la formación de cualquier persona que comercialice viviendas”, dijo.
Tres certificaciones y un objetivo común: viviendas saludables
Daniela Olmos está certificada como evaluadora energética en las tres principales herramientas disponibles en Chile: la Calificación Energética de Viviendas (CEV), la Certificación Edificio Sustentable (CES), y la Certificación de Vivienda Sustentable (CVS). Esta última, explicó, tiene un enfoque más integral y apunta a una evaluación más completa de la edificación, incluyendo materiales, consumo, confort y residuos.
Pese a estos avances, advierte que muchos proyectos aún se construyen con bajos estándares. “Tenemos un parque habitacional que no responde al clima ni a las necesidades reales de las personas. Que una casa tenga hongos o se despinte por humedad no es normal: es porque está mal hecha”.
A veces nos pasa que uno está mejor fuera de su casa (tomando solcito) que dentro. Y eso no debiese ocurrir. Una vivienda es un bien que cuesta mucho dinero y debe garantizar bienestar”.
Cerrar ciclos, abrir conciencia
Al ser consultada sobre cómo comenzar a vivir de manera más sostenible, Daniela Olmos destacó la importancia de ver la vivienda como un sistema metabólico, donde los recursos se aprovechan, reutilizan y reincorporan. Mencionó como ejemplos simples la recolección de agua lluvia o el compostaje de residuos orgánicos, prácticas que ya realizan muchas personas, incluso sin saber que están aplicando principios de sostenibilidad.
Pero también subrayó que el esfuerzo individual no basta si las edificaciones no están bien proyectadas desde el origen. “Compramos casas con fallas estructurales y no lo reclamamos porque no tenemos el conocimiento técnico. Pero deberíamos hacerlo”.
Además, señaló que el Estado dispone de subsidios de mejoramiento habitacional a través del MINVU y SERVIU, orientados a solucionar problemas de techumbre, aislación térmica o acústica, humedad, y otras deficiencias.
Una invitación al habitar consciente
Finalmente, la arquitecta hizo un llamado a vecinos y vecinas de La Serena y Coquimbo a prestar atención al confort en sus hogares, a informarse sobre los subsidios disponibles, y a no normalizar las malas condiciones constructivas.
Si en invierno pasas frío, si tu casa tiene hongos o se descascara la pintura, no es culpa tuya: es porque está mal construida. Y eso debe cambiar”.
En su visión, la sostenibilidad comienza por el habitar, y la calidad de nuestras viviendas es un factor clave para vivir con dignidad. Porque una casa no es solo un lugar donde dormir, sino un espacio que debe ofrecer salud, confort y conexión con el entorno.