Jorge Campos en Vecinos La Serena: “Tocar no es lo mismo que girar, ahí cambia todo”
El destacado bajista nacional repasó su historia con Santiago del Nuevo Extremo, Fulano, Congreso y su estrecha relación con el fallecido trompetista Cristián Cuturrufo. Hoy, desde la Región de Coquimbo, prepara el lanzamiento de un disco sinfónico en vinilo y sonido inmersivo.
Un invitado de lujo llegó al “Estilo Cuturrufo” conducido por el músico Marcelo Cuturrufo: el bajista, compositor y productor Jorge Campos, ícono de la música nacional, conversó en profundidad sobre su carrera, su evolución artística y la importancia de mantenerse fiel al oficio.
De la guitarra infantil al bajo eléctrico
La historia de Campos con la música comenzó de forma espontánea. A los 10 años afinó su primera guitarra, regalo de su abuela, y ya a los 13 tocaba en fondas y bautizos. “Era hiperquinético, y la música siempre fue una cuestión corporal, de movimiento”, recuerda. Luego de probar suerte en bandas juveniles, terminó tocando bajo simplemente porque “nadie más quería hacerlo”.
Tras estudiar Estética y Filosofía del Arte en la Universidad Católica, ingresó al Conservatorio a los 20 años para especializarse en contrabajo. Esa decisión marcaría su camino profesional. “No existía estudio formal de bajo eléctrico en esa época. Aposté por combinar ambos instrumentos para ampliar mi lenguaje musical”, explica.
Santiago del Nuevo Extremo, Fulano y Congreso
El paso por Santiago del Nuevo Extremo fue su ingreso definitivo al mundo profesional: grabó tres discos y representó a Chile en el Festival de Viña 1981, justo cuando regresaba la competencia folclórica. Luego vendría Fulano, una agrupación rupturista que mezcló jazz europeo, rock progresivo y fusión. Campos fue parte de ese proceso desde sus orígenes: “Ensayamos un año y medio antes de tocar en público. Buscábamos un sonido propio, una identidad”.
Más tarde se integró a Congreso, gracias a la invitación del percusionista Ricardo Vivanco. Allí también llevó a su amigo Jaime Vivanco, formando una dupla creativa que se mantuvo activa durante dos décadas. “Estuve 20 años en Congreso y grabé 10 discos. Fue una experiencia increíble, con giras por Europa, Canadá y toda América Latina”.
“Tocar no es lo mismo que girar. Cuando tienes público en todas partes, cambia el concepto: hay una responsabilidad estética, musical y emocional”.
El bajo como herramienta de expresión
En los años noventa, Jorge Campos se convirtió en el primer músico latinoamericano en ser endorser oficial de la prestigiosa marca Warwick. “Mandamos siete discos a Alemania y me aprobaron como representante. Me trajeron el Dolphin, un bajo que conservo hasta hoy”, cuenta. Esa alianza le permitió diseñar su propio modelo: un bajo de ocho cuerdas con detalles en madreperla mapuche, que usó para grabar su disco solista Machi.
“Un buen instrumento te permite expresar lo que quieres, crear a tu gusto y conectar con tu espíritu. No es solo técnica, es un puente con la emoción”.
La hermandad con Cristián Cuturrufo
Una de las partes más emotivas de la entrevista fue el recuerdo de su colaboración con Cristián Cuturrufo. “Lo perseguí desde los 90 para tocar juntos. Al principio no me pescaba mucho, pero cuando se mudó cerca mío en Peñalolén, no se salvó”, bromea Campos. Junto a Pedro Greene formaron un trío que giró por Chile y el extranjero, coronando su trabajo en el Festival de Jazz de El Cairo, en plena pandemia.
“La última gira de Cristián fue con nosotros, en Egipto. Cuando encontré la grabación, la publiqué como vinilo para mantener viva su memoria”.
Presente y futuro musical
Actualmente, Jorge Campos se encuentra afinando los últimos detalles de un nuevo disco orquestal que será lanzado este año. “Es un trabajo sinfónico que vengo desarrollando hace mucho. Lo mezclé en sonido inmersivo Atmos y va a salir en vinilo. Estoy contento con el resultado”, adelanta.
Desde la Región de Coquimbo, donde se ha presentado recientemente en Vicuña, Campos continúa activo, preparando conciertos y compartiendo su experiencia con nuevas generaciones.
El programa finalizó con una presentación en vivo junto a su anfitrión Marcelo Cuturrufo, en una muestra de complicidad musical y gratitud mutua. “La música es eso: celebrar, compartir, emocionar. Si no provoca algo en quien la escucha, no está cumpliendo su función”.