Territorio y dignidad: Dos voces vecinales que enfrentan, la estafa y la mala planificación urbana
Desde la lucha por la vivienda tras una masiva estafa hasta las críticas al hospital de La Serena, las dirigentas Margarita Ocaranza y Erika Rojas Tello levantan la voz por quienes no han sido escuchados
“Este camino partió con una estafa, pero lo convertimos en una oportunidad para organizarnos y lograr justicia”, afirma Margarita Ocaranza, presidenta del Comité Habitacional Nuevo Camino 16-S. Su historia se entrelaza con la de más de mil familias que fueron engañadas por falsos dirigentes que se apropiaron de los ahorros de quienes soñaban con la casa propia.
“No se puede pensar en salud sin pensar en cómo llegan las personas a un hospital. Aquí la planificación falló”, dice con firmeza Erika Rojas Tello, Ingeniera Constructora, Dirigenta y parte de la Directiva la Junta de Vecinos de Serena Oriente, al criticar la falta de conectividad del nuevo hospital de La Serena, proyecto que considera mal ubicado y sin accesibilidad para sectores populares.
Del engaño a la organización vecinal
Todo comenzó en 2022, cuando más de 800 familias fueron víctimas de una estafa masiva en la Región de Coquimbo. Margarita Ocaranza, entonces solo una de las afectadas, asumió un rol protagónico en la rearticulación del movimiento habitacional. Con el apoyo de Dideco y otras instituciones, logró constituir legalmente un nuevo comité de vivienda, esta vez con transparencia y límites claros: “Aprendimos que un comité debe tener un tope de 140 socios. No más. Eso permite orden, legalidad y representación real”.
Gracias a la presión vecinal y la visibilidad mediática, se reactivaron políticas públicas. El 4 de diciembre de 2022, Margarita Ocaranza fue invitada al Congreso junto a otras dirigentas. A partir de ahí, se logró la compra de terrenos en Coquimbo (Ferronor, Maestranza, Sauce, y el centro de la ciudad), dando paso a proyectos habitacionales concretos. Hoy, 60 familias del comité ingresarán al primer proyecto junto a la constructora Alfa Ultra.
En paralelo, los responsables de la estafa fueron formalizados. “El 25 de octubre de 2024 fueron condenados. Están con arresto domiciliario, pero logramos lo que muchos no consiguen: justicia. Esta fue la primera condena por estafa habitacional a nivel nacional”, señala Margarita, visiblemente emocionada.
Cuando el derecho a la ciudad queda fuera del mapa
Desde otra vereda territorial, Erika Rojas –conocida como “Manchita”– lleva años denunciando problemas de planificación urbana. Como parte de la Directiva de la Junta de Vecinos Serena Oriente e Ingeniera Constructora, ha sido crítica de la localización del nuevo hospital de La Serena.
Está en un sector sin transporte público, sin calles pavimentadas, donde incluso llegar cuesta más de 4 mil pesos diarios si vives en Las Compañías. ¿Cómo un adulto mayor puede acceder así a un derecho básico?”.
La dirigenta lamenta que no se haya hecho un estudio serio sobre la ubicación. “Pudo haberse construido en un lugar donde pasara toda la locomoción colectiva. Incluso propusimos el Parque Pedro de Valdivia como una alternativa. Pero aquí no se pensó en la ciudad, se pensó en el papel”, dice.
Gracias a la presión vecinal, se logró acelerar la pavimentación de Braulio Arenas, calle clave para el acceso al hospital. También se solicitó al delegado presidencial formar una mesa de trabajo que permita avanzar en paralelo con otros proyectos asociados: una comisaría, un CESFAM y un cuartel de bomberos. “No queremos pasar diez años entre faenas y polvo. Queremos una planificación integral, que piense en las personas”.
Más que dirigentas, ciudadanas comprometidas
Ambas mujeres coinciden en que gran parte del problema radica en la falta de educación cívica y territorial. “Muchos vecinos llegan a un comité sin saber qué es una personalidad jurídica, qué estatutos los rigen o cuántos socios pueden tener. Así caen en manos de personas que se aprovechan de su necesidad”, reflexiona Margarita.
Para Erika, el problema va más allá: “Nuestros parlamentarios no han estado a la altura. Hacen leyes desde la distancia, sin conocer el territorio. No puede ser que aún tengamos sectores urbanos sin agua potable ni alcantarillado. Eso es no vivir con dignidad”.
Una invitación a educarse y organizarse
Erika cierra con una invitación que es también una advertencia: “Vecinas y vecinos, infórmense. Vean cómo votan sus diputados, qué leyes aprueban. No se queden solo con el titular. La democracia necesita ciudadanos activos, no espectadores”.
Por su parte, Margarita refuerza: “No basta con denunciar. Hay que organizarse, conocerse entre vecinos, trabajar en conjunto. Nosotras lo hicimos y hoy muchas familias tendrán su casa propia. Ese es el legado”.
Estas dos voces vecinales, distintas en su origen, coinciden en el fondo: recuperar la dignidad desde el territorio y reconstruir el tejido social a través de la organización y la información. Porque como dice Erika: “Chile no es solo inseguridad. Chile también es vivienda, educación, salud, conectividad, y sobre todo, comunidad”.