Pamela Salomé: No se necesita un título de autoridad para trabajar con la gente
Pamela Salomé, exconcejala, activista social y ahora candidata a diputada
Pamela Salomé Caimanque, conocida popularmente como “la tía Salo”, fue concejala de La Serena hasta 2024, año en que renunció al cargo para asumir nuevos desafíos políticos. Hoy, desde una oficina comunitaria en el sector Nicaragua-Argentina, Las Compañias, sigue trabajando junto a los vecinos con talleres y actividades sociales.
“Siempre me ha movido el trabajo con la gente”, afirma, recordando cómo desde joven empezó a liderar gestiones comunitarias. Primero como presidenta de una agrupación vecinal en Coquimbo, luego con operativos solidarios desde su peluquería, y más tarde organizando espectáculos benéficos que recorrieron la región.
De la calle al municipio
Su entrada al concejo municipal marcó un hito: una mujer trans, sin partido político y con fuerte arraigo territorial, logró ser electa en una ciudad tradicionalmente conservadora. Desde su rol fiscalizador, relata, enfrentó discriminación desde el primer día: “Al principio, ni siquiera nos querían prestar el baño en el municipio”, recuerda.
Pese a las dificultades, su gestión destacó por la cercanía con los vecinos. Emergencias nocturnas, incendios o falta de señalética no eran impedimento para que Pamela estuviera en terreno. “Me levantaba a cualquier hora y llegaba antes que el municipio. Esa es mi forma de fiscalizar: estar donde están los problemas”.
“No es necesario tener un cargo para trabajar por los demás. A veces llegábamos antes que cualquier autoridad, y la gente nos abrazaba llorando. Eso no se olvida”, afirma Pamela.
Candidatura desde los territorios
En 2021, triplicó su votación como concejala al postular como candidata independiente a la alcaldía de La Serena, donde obtuvo cerca de 15 mil votos. Ahora va por una diputación por el Distrito 5, de la mano de la Federación Regionalista Verde Social.
Entre sus prioridades, destaca el acceso a la vivienda, el fortalecimiento de la educación en afectividad y sexualidad, y el retorno de la educación cívica. También se compromete a impulsar una reducción de la dieta parlamentaria: “Hay que vivir con lo justo y necesario. No puede ser que el Estado financie incluso la bencina y la comida”.
“Nosotras, las chicas trans, somos el último eslabón de la disidencia. He luchado diez años para que mi nombre aparezca en la papeleta. No estoy aquí por favores políticos, estoy por el trabajo hecho con y para la gente”.
Compromiso con las disidencias
Aunque su bandera principal es el trabajo territorial, Pamela no evade su identidad: “Sí, soy una mujer trans. Y estoy orgullosa. Pero más que una vocera, soy una trabajadora incansable”. Durante su periodo como concejala, apoyó junto a su equipo a levantar la fundación Diversamente, que trabaja en terapias para niños, niñas y adolescentes trans, la corporación Be Yourself, que acompañan a familias de personas trans y gestionó ayudas sociales para quienes más lo necesitaban.
Consciente de la deuda histórica del Estado con las disidencias y los sectores populares, apuesta por una política transversal, donde no importe el partido del dirigente sino las necesidades reales del territorio.
Pamela Salomé camina firme hacia el Congreso, pero con los pies en la calle. Con una trayectoria que mezcla convicción social, identidad y gestión, se proyecta como una voz distinta en la arena parlamentaria.